Terapia Neuromuscular Puntos Gatillo

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Terapia Neuromuscular Puntos Gatillo  

Contacto preciso y no invasivo para la liberación de bloqueos y registros celulares

Los Puntos Gatillo están ubicados principalmente en tejidos miofaciales.  Son puntos irritables que se encuentran en bandas tirantes en los músculos, normalmente dolorosos ante la compresión. Cuando están activos, reflejan dolor y otras sensaciones a diversas partes del cuerpo, como sensibilidad, trastornos motores y respuestas autonómicas en otros tejidos del cuerpo.

Los Puntos Gatillo se pueden formar en el vientre de los músculos, en tendones e inserciones en el periostio. También son frecuentes en la piel, fascia, ligamentos, superficies de las articulaciones y hasta en las vísceras.

A pesar de las diferentes hipótesis que médicos y profesionales del campo han desarrollado a lo largo de los años, todavía no está muy claro cómo se desarrollan estos puntos, aunque sus ubicaciones y comportamiento son bastante predecibles, así como sus patrones de referencia.
La terapia neuromuscular identifica y desactiva estos puntos a través del método de compresión isquémica o trigger point pressure release, elongando las fibras acortadas en las cuales se encuentran alojados y anulando los factores que dieron origen a su formación.
Se pueden identificar tres factores principales que estimulan la formación de los puntos gatillos. Factores biomecánicos, bioquímicos, y psico-sociales. Un factor biomecánico importante es la compresión de los nervios, causada por tejidos blandos como músculos tensos, ó tejidos óseos, como una hernia de disco. Esta compresión puede ser causada por diferentes motivos: un incidente traumático, el resultado de malos patrones de movimiento y las acciones repetitivas en el trabajo, deportes, malas posturas al estar sentado, al pararse, al dormir, etcétera.
La terapia neuromuscular trata de identificar estas compresiones nerviosas y de aplicar métodos manuales y ejercicios de rehabilitación para modificar y corregir la biomecánica del cuerpo.
Las influencias posturales son también un factor biomecánico. Tomando en cuenta que ciertas ¨ asimetrías ¨ son consideradas normales, también se debe observar un cierto grado de equilibrio funcional dentro de estas asimetrías, así como el rango de movimiento de los miembros, etc. Otro dato a tomar  en cuenta son las características genéticas de la persona, su tipología corporal y la edad.
En esta terapia se busca corregir patrones posturales disfuncionales, soltando la tensión en los tejidos musculares y faciales. Para lograrlo, se debe establecer un programa personalizado para que el paciente lo pueda realizar en su casa, integrando una mayor conciencia corporal frente a los viejos hábitos posturales, técnicas de elongación y trabajos de fortalecimiento apropiados.

El segundo factor importante en la formación de los puntos gatillo es la bioquímica del cuerpo. Se tiene que tomar en cuenta la nutrición, la falta de absorción de las vitaminas y nutrientes, la isquemia o falta de irrigación de la sangre en los tejidos, la inflamación, y las tendencias a la hiperventilación (influye en el recambio de O2 y CO2).

El tercer factor es el psico-social, a través del cual se tiene en cuenta la historia emocional de la persona y su capacidad de adaptación a situaciones emocionales, o su tendencia a retenerlas en el cuerpo. Nuevos conocimientos sobre la conexión entre la mente y el cuerpo, nos hablan de que las células no sólo metabolizan y asimilan nutrientes y toxinas, sino que también lo hacen con las emociones y las sensaciones. La mayoría de las veces no somos concientes de esta situación, ni de cómo y cuánto nuestros pensamientos y situaciones externas afectan a cada una de nuestras células.

La intención de esta terapia es ayudar, a través de un contacto  preciso y no invasivo, para que estos bloqueos y registros celulares salgan a un plano conciente, y poder así procesarlos y liberarlos. El resultado se suele manifestar en cambios no sólo de los patrones motrices, sino también a un nivel más profundo, en el subconsciente, donde está la memoria celular.

El cuerpo tiene la capacidad de sanarse naturalmente, lo único que tratamos de hacer a través de esta terapia es habilitarlo para que esto ocurra. La mayoría de las veces se trata de cambios sutiles y profundos, que se van percibiendo entre sesiones como un movimiento interno. Otras veces los cambios son más intensos y marcados y perduran en el tiempo. Todo dependerá del compromiso que asuma el paciente frente al cambio saludable, y de su disposición para desprenderse de patrones no sólo físicos, sino también emocionales.
Como terapeutas, debemos afinar nuestra percepción para llegar a trabajar cada vez más profundamente en contacto con las células, usando las manos como herramientas de escucha y percibiendo los movimientos internos del cuerpo. Está en nosotros educar a nuestros pacientes hacia una mayor conciencia corporal, una respiración más profunda, y a mantener una comunicación más fluida entre su cuerpo, sus sensaciones y  percepciones internas.

Entre los objetivos de este curso está el de generar en los alumnos una mayor capacidad de observación y análisis de las posturas, y promover un trabajo cada vez más eficiente, para lograr mejores resultados. Se pondrá énfasis en la anatomía y en los patrones de movimiento de cada sector del cuerpo; en aquellos músculos con propensión a causar desviaciones posturales; en los principales puntos gatillo y sus respectivos patrones de dolor; y en las principales leyes fisiológicas y neurológicas sobre las cuales se basa esta terapia neuromuscular.

Siendo éste un primer acercamiento a la técnica neuromuscular, el curso se ha dividido en dos niveles.

En el primero se hará foco en el cuello, hombro y tronco.

En el segundo, se trabajarán las caderas, los miembros superiores e inferiores, y la articulación temporomandibular, y el cráneo.

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